sábado, junio 06, 2009


VUELVE SIEMPRE AL CAMINO DE LA LIBERTAD.

Cuando de repente te parezca que has perdido todo lo que pensabas haber ganado, no desesperes. Tu curación no es una línea precisamente recta. Debes esperar retrocesos y regresiones. No te digas a ti mismo: “Todo está perdido. Tengo que volver a empezar”. No es verdad. Lo que has ganado ganado está.
A veces, aparecen en el horizonte de tu conciencia cosas menudas que te hacen perder terreno durante algún tiempo. La fatiga, una indicación que viene acompañada de un acento aparentemente frío, la falta de habilidad de alguno para escucharte, el olvido inocente de otro – que tiene toda la apariencia de rechazo - , cuando todas estas cosas se suman, pueden hacerte sentir que estás volviendo al sitio de donde habías partido. Reflexiona tranquilamente en todas esas circunstancias, en vez de apartarte del camino durante cierto tiempo. Cuando vuelvas al camino, volverás al lugar en el que lo dejaste, no al lugar de donde partiste inicialmente.
Es importante no detenerse a acampar o a refugiarse en los breves momentos en los que te sientes apartado de tu marcha hacia delante. Intenta volver a casa, al hogar, al lugar fuerte que hay en tu interior, y hazlo inmediatamente. De otra forma, esos momentos empiezan a unirse a otros similares, y juntos pueden llegar a adquirir una gran fuerza y a alejarte muchísimo del camino. Intenta permanecer alerta a esas distracciones que parecen inocuas…
Confía en todo momento en que Dios está contigo, que te ha dado compañeros de viaje. Vuelve una y otra vez al camino de la libertad.

Tomado de “La voz Interior del Amor. Desde la angustia a la libertad”. Henri J.M. Nouwen.